Nos embarcamos en el olvido de los matices, de las tardes
oscuras donde la luz quedaba detrás de los recuerdos.
Tiramos cada uno de nuestros venenos al mar, alejándolo de
nuestro destino, dejándolo libre de tanto pecado confesado… dimos rienda suelta
al goce.
Y ahí en el puerto de aquella isla sabíamos lo que veníamos
a olvidar, por unos días… alejado de aquel cabo, que ahora quedaba algo lejano…
Y es ahora, cuando miremos atrás y veamos playas de arena blanca, inmaculada,
como toda inocencia recuperada, por aquel recuerdo… el recuerdo de un salto al
vacío, de una energía recuperada en esa inmersión en la cala de la libertad.