Lejos del entretiempo que invadía cada rincón, lejos del exquisito olor a lluvia recien caída, lejos de todo, aún seguía escuchando ese ruido.
Y.....
cada vez... más cerca.
Shhh le dijo aquella extraña señora.
-Tiemblan tus piernas y tus manos, ¿miedo? Diría que sí.
No sabes apreciar el mágico cosquilleo de ese pánico,que cuando deseas desquitarte de él aparece el deseo de volver a tenerlo, de que nunca termine.
Capaz de sonreir cuánto más cerca de ti esté.
Una vez quiso comerse su locura dejando atrás ese apacible cosquilleo.
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