Le susurraba al viento su anhelo de un corazón solitario y sin nombre.
Ansiaba calor en las frias noches de invierno y una sonrisa cómplice.
Sabía que lo había tenido, acariciado y gozado, pero se había gastado o quizás el destino le había sugerido que ese no es el corazón que buscaba. En algún lugar de este efímero mundo lleno de corazones fatigados se encontrará el que ansiaba, entonces la amará tanto que parecerá un sueño de noches sin poder dormir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario